Por Gonzalo Sarrais Alier
1.
Doblé casi en
piloto automático y estaba Maxiking ahí fumándose un cigarro en la puerta de su
casa. Hacía más de seis meses que no lo veía. Como siempre andaba sin celu,
pero últimamente había dejado de usar el
Facebook, que era por donde lo podía ubicar. Hacía mucho que no sabía en qué
andaba. Esa tarde había quedado con el Porte para ir al barrio a hacer unas
tomas para un nuevo proyecto y de paso llevarles el libro. Pero en el camino,
me desvié por la costumbre…
Hay algo de lo caótico y mutante del campo de juego en el que estamos metidos, que por momentos parecemos estar en medio de unas ruinas que se resetean y renacen día a día. Un suelo con sus subsuelos siempre estratificados y cambiantes de la precariedad. Pero de todos modos, en ese escenario ciertas insistencias y apuestas se mantienen a flote sin importar bien sobre qué tipo de superficie.
Y Maxiking estaba ahí, como un dejà vu, su rostro cansado de sábado a la tarde cambió y se le armó una sonrisa cuando se vio de golpe con Rima pa los compas en la mano.