martes, 19 de junio de 2012

Mientras haya luces en el próximo bar

"Frotándose los ojos para ver más lejos,
aunque no quede nada por mirar.
Charlas y gestos que se muerden la cola (…)
Y al tipo el mundo le importa tres cuernos
mientras haya luces en el próximo bar."

Es sábado a la noche. Es el día y el horario que siempre robamos para la creación de anécdotas. Esta noche no parece ser la excepción. En el bar hay amigos, hay conocidos, hay desconocidos, hay un buen clima (de amistad y encuentro). Estamos un poco nerviosos y/o ansiosos; presentamos el libro en Quilmes y no tenemos certezas de lo que será. Siempre hablamos de la incomodidad que nos provoca presentarnos, sobre todo por el cierre y la identificación que conlleva, pero también la presentación implica presencia, corporalidad, vitalidad. Salimos a la cancha acompañados por unas birras, videíto, charla presentación, lectura de fragmentos del texto, amigas y amigos que actúan y recitan, nuevo videíto…y antes del final musical, un nuevo ofrecimiento; ¿Alguien quiere hacer una pregunta o comentario? La pregunta que no tenía nada de inocente, buscaba interpelar…y parece que lo logró…fue fiesta de los músculos nomás.


Escuché todo lo que dijeron, pero no me proponen nada nuevo…Todos lugares comunes…hablan de lo nuevo, pero ¿donde está lo nuevo?, me aburren…
Acá no venimos a divertirnos…esto no es Tinelli...
Los intercambios suben de tono, pedís lo nuevo, pero no podés negar el pasado…
Ellos no te están ofreciendo un manual de autoayuda…
Soluciones pedile al Estado!!!
Loco, anda a leer el libro…
Ya leí muchos libros…Pero este te va a ayudar…jaja.


Un don se inquieta y pide la palabra, hablan mucho de los jóvenes, pero también tienen que estar los más viejos… ¿Trasvasamiento generacional? No, mejor la cita secreta entre generaciones… No creemos mucho en los respetos a priori (sea para los viejos o para los jóvenes), acá esta todo revuelto. El respeto hay que ganárselo…
Sí, igual no hablamos de pibes o de jóvenes únicamente por una cuestión de edad. De hecho, hay pibes-viejos, y viejos-pibes. Sí, bueno, pero tampoco nos la creemos del todo…

Vemos a los amigos y amigas que se inquietan por algunas irrupciones con el tono del cachivache… (¿Se pudrirá?). Nosotros nos miramos cómplices, sentimos alegría…está pasando algo. No hay celebración, hay problematización. No hay comentarios vagos, hay preguntas urgentes, de esas que tienen como combustible las afecciones vitales. Esas que más que enunciarse se eyectan. Habilitamos un espacio para que algo suceda. Teníamos la intención de dejarnos afectar, de ver qué onda. Pero nada más. Todo lo que vino después fue gratis. Los textos pegan, las palabras también…


La pregunta que se hace carne ¿Cómo parir otra forma de vida?, ¿Cómo recuperar –y valorar- los agites viejos, pero largándolos para encarar las necesarias nuevas apuestas? Había en la noche algo generacional que se palpaba. La inquietud es cuerpo, se percibe en los rostros, en las poses, en la forma de mirar y hablar…Algo se abrió, el silencio potente que ya no es, pero tampoco deviene ruido; circulan voces polifónicas, verdadero diálogo creador de acontecimientos. Y eso que puede haber sonado lejano deviene cuerpos, ¿Para que un libro?, Un libro es excusa, un libro como testimonio de los agites, pero también como intención de inventar un mañana.


Mini-charlas, resonancias, preguntas que quedan flotando en la atmosfera, ¿Del agite surgirán nuevas imágenes para la vida? (Después de todo, ¿Quién nos quita lo agitado?). La ausencia de imágenes que se plieguen a nuestras formas de vida, la constatación amarga, pero potente, de que las imágenes sociales heredadas están sulfatadas (sobre la familia, el laburo, los futuros posibles, las relaciones de pareja, la muerte), pero que -¿por inercia, comodidad, impotencia, cinismo?- siguen funcionando, pero sin bancarse inquietudes serias (de esas que vivimos el sábado…).


Esta noche de sábado está encantadora, una noche que se escapa a los estereotipos. No tira un salto mortal, amaga con saltar a otros modos de vida… ¿Amague nomás? Quizás, pero que deja estelas en el aire. Embriagados sí, pero esta vez, no solo por escavios.


¿Qué es agitarla, entonces?


Agitarla es exagerar lo vivido, re-crearlo en palabras, en gestos, en las intensidades de las voces, en posturas corporales… potenciar lo que nos pasa… hacerlo anécdota y volverlo acontecimiento.


Y sí. La noche como anécdota. Algo late, algo vive, mientras haya luces en el próximo bar…

Por atrevidos...