Va pasando diciembre, este, pero también
todos los diciembres calientes ya pasados
que retornan como espectros. Y si bien el acontecimiento
2001 parece seguir presente como un vector del orden y desorden político,
las diferencias con el diciembre actual muestran una radical mutación sensible,
política y social.
Una pregunta
nos inquieta hoy, ¿quién lleva la gorra?
Interrogante-impulso, que emerge de un territorio inédito y en permanente
recombinación. Los nuevos barrios son rejunte: hay consumo, mesas de gestión de
la seguridad vecinal, hay más dinero, más programas sociales, más derechos, más transas, más policías
(siempre pillos aunque cambie la pantalla de juego, siempre listos para
acoplarse a las mutaciones de la realidad barrial), más motos y tal vez más
fierros; hay gendarmes, hay pos-vecinos (¿qué es lo que te hace mi vecino?) y
comerciantes armados (o listos para hacerlo); hay reposición de la figura del
propietario, hay terror –un vector
constante de la precariedad– y hay pibes
silvestres. ¿Cómo operan estas mutaciones en los “acontecimientos de
siempre” (saqueos, inestabilidades, diciembres calientes…)?