“Hay que empezar
por algún lado y empecemos por una visera. Cualquier otra cosa podría ser, pero
una visera es una de esas cosas que hoy son inexorables y que son la piedra de
toque de toda una época. Si hay cosas en su contra, hay que acabar con esas otras
cosas. Si los vecinos, las leyes y los gendarmes están en su contra, habrá que
acabar con los vecinos, las leyes y los gendarmes. Con una visera prenderé
fuego a toda la civilización moderna. Porque una visera debe poder mostrarse
por el barrio. Porque debe vestir una cabeza libre, no debe tener un barrio
esclavo; porque no debe tener un barrio esclavo, debe tener una ciudad libre,
antiracista y que no haga mulear a sus pibes; porque debe tener una ciudad
libre, no debe tener policías, ni jefes, ni vecinos propietarios y
criminalizadores; porque no debe haber policías ni jefes ni vecinos, debe haber
una redistribución de la propiedad; porque debe haber una distribución de la
propiedad, debe haber una revolución. La visera a la que acabo de ver pasar en la
esquina, no debe ser perseguida, ni insultada, ni cortada; todos los reinos de
la tierra deben ser mutilados y destrozados para servirle a ella. Ella es la
imagen humana y sagrada; a su alrededor la trama social debe oscilar, romperse
y caer; los pilares de la sociedad vacilarán y los tejados más antiguos caerán,
pero no habrá de dañarse una visera.”