Un plano oscuro muestra un auto estacionado con las puertas y el capot abierto, el videografh anuncia Almagro inundada en letras catástrofe. La notera le pregunta a un hombre si le entró agua al auto, luego desaparece del cuadro pero se escucha su voz. Esta realmente sensibilizada, como los vecinos del barrio.
No hay distanciamiento, es todo emotividad. Un ritmo frenético de TV non fiction. Mientras recorre los autos inundados –una imagen bastante caótica- se escucha de fondo un murmullo, una voz tenue que la notera percibe. Acá dicen los vecinos que están robando la peluquería… La notera surfeando los ánimos del barrio, conectándose a las ondas sensibles de lo que esta pasando en el lugar. La cámara agitada comienza a moverse, quiere encuadrar el acontecimiento, sigue el olfato y la intuición de gato cazador de los vecinos… Todo es en vivo; el nerviosismo de los vecinos, el miedo…todo en estado puro, sin filtros. Llegamos nosotros con la cámara y sacaron unos tachos como que están sacando agua, dice la notera. Se comienza a ficcionalizar la situación. De fondo se ven a unos chicos. El conductor desde el estudio deja escapar un Ojo, eh. (Claro, puede ser una situación peligrosa). Seguimos atentos el suceso. El paisaje urbano que muestra el plano televisivo es de confusión; no hay luz, los autos están varados, hay calles abnegadas por la inundación…un camión cisterna ingresa en el cuadro, se ve la parte de atrás de un camión recolector de residuos. En medio de ese caos se convoca a los estereotipos para tranquilizarnos, operando como figuración ante lo difuso. Después de unos minutos podemos percibir a los chicos, están sacando baldes con agua de la peluquería, tienen un look peligroso: gorrita, remera Adidas o Nike, llantas deportivas, son morochos…y además se están riendo y si…pueden ser pibes chorros. Además el reloj que está en el cuadro inferior de la pantalla dice que son las 12 de la noche…Desde el estudio se sigue creando el clima…Vamos ver que esta pasando….Vemos como opera la economía mediática: como se disponen los cuerpos y los signos de los cuerpos –como se los describe, como se los encuadra en el plano- como se ordena la situación, los cuadros televisivos y los videografhs, la actuación de la notera y el conductor, los acontecimientos que suceden en el barrio. Una economía que administra –arrastrando y direccionado- una multiplicidad de fuerzas sociales, de imágenes históricas, de afectos, de sensaciones y miedos…Se convocan a los estereotipos y adjuntados a ellos, las lógicas criminalizadoras y racistas. En la situación que se arma se reparten los roles; los vecinos decentes preocupados por la inseguridad, los pibes chorros que aprovechan el caos climático para robar, la dueña de la peluquería que es doble victima (de la inundación en su local y del vandalismo de los jóvenes)…la notera del canal de noticias que es testigo de la situación. Todas las fuerzas, los deseos, los cuerpos, y los gestos de los pibes codificados en unos signos peligrosos (ofrecidos a su consumo en las mismas pantallas de TV que los demonizan…).
Después de unos minutos de tensión y suspenso, se resuelve la situación. El desenlace no fue el esperado. La dueña de la peluquería dice que los chicos que estaban entrando y saliendo del local… eran sus hijos. La sorpresa de la notera y del conductor saldada con un y si, es lógico (hablando del “error”). A nadie pareció importarle demasiado, un daño colateral, la “guerra social preventiva”, una bala disparada a un inocente…diríamos en casos policiales. La preparación de un clima sensible que pudo haber desemboca en algún suceso violento (¿es muy extraño imaginar que algún vecino sacara un arma y disparara o que un policía arrestara a los pibes…?) finaliza con el enunciado es lógico. ¿Qué es lo lógico?...El montaje era perfecto: ¿Qué hacían dos pibes con look pibe chorro en una peluquería que parecía abandonada a la medianoche en un contexto de inundación y oscuridad? Aquí aparece la figura policial del merodeo…No podían estar ayudando…eso es impensable (los que ayudan son gente decente…) y menos a la madrugada - ¡Oh maldita nocturnidad!- tampoco podían ser los hijos de la dueña del local… (Si estaban vestidos como trapitos o como delincuentes, y además eran negritos, declararía algún vecino –justificando la actuación- a la misma notera si los pibes hubieran muerto a los tiros...Ese final también hubiera sido lógico…no?). Y claro, entre el miedo de los vecinos, se escucha en la voz en off. Es importante decir algo: la lógica mediática no inventó nada en esta situación, solo se conectó a la sensibilidad y al clima del barrio…El racismo se actualiza y se despliega cuando se elige (un click en la mesa de edición…) a quien creerle o a quien visibilizar y a quien no. A quien ponerle voz y a quien captar con la imagen televisiva en mute.
Ahora bien, ¿Cómo ingresamos nosotros en ese montaje?, ¿Cómo nos ordena esa economía –con el par fijación/ movilización- y como nosotros podemos actuar en ese ordenamiento?... Ay! repitámoslo; la mesa está servida (es el banquete de los anti-pibes)
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