miércoles, 15 de mayo de 2013

Literatura de la gorra


Hay que empezar por algún lado y empecemos por una visera. Cualquier otra cosa podría ser, pero una visera es una de esas cosas que hoy son inexorables y que son la piedra de toque de toda una época. Si hay cosas en su contra, hay que acabar con esas otras cosas. Si los vecinos, las leyes y los gendarmes están en su contra, habrá que acabar con los vecinos, las leyes y los gendarmes. Con una visera prenderé fuego a toda la civilización moderna. Porque una visera debe poder mostrarse por el barrio. Porque debe vestir una cabeza libre, no debe tener un barrio esclavo; porque no debe tener un barrio esclavo, debe tener una ciudad libre, antiracista y que no haga mulear a sus pibes; porque debe tener una ciudad libre, no debe tener policías, ni jefes, ni vecinos propietarios y criminalizadores; porque no debe haber policías ni jefes ni vecinos, debe haber una redistribución de la propiedad; porque debe haber una distribución de la propiedad, debe haber una revolución. La visera a la que acabo de ver pasar en la esquina, no debe ser perseguida, ni insultada, ni cortada; todos los reinos de la tierra deben ser mutilados y destrozados para servirle a ella. Ella es la imagen humana y sagrada; a su alrededor la trama social debe oscilar, romperse y caer; los pilares de la sociedad vacilarán y los tejados más antiguos caerán, pero no habrá de dañarse una visera.” 

G.K. Chesterton, Lo que está mal en el mundo