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martes, 9 de junio de 2015

"Saliendo a ver"



Rseña de Quién lleva la gorra, por Damián Huergo

En las facultades de ciencias sociales de la Argentina te inoculan la creencia de que no se puede hacer investigación social por afuera del circuito de becas estatales o de la filantropía onegeista. El Colectivo Juguetes Perdidos, formado hace poco más de diez años por un grupo de estudiantes de sociología de la UBA (ya graduados), desde el vamos desoyó tales mandatos. Siguiendo una rica tradición intelectual, el Colectivo JP realizó una especie de insumismo académico; es decir, tomó al saber no como cosa sacra acabada y le dio otras coordenadas de enunciación vinculándolo a problemas que afectan. Saberes que no concluyen ni se muerden la cola a sí mismos, por el contrario fueron atravesados por la memoria física y verbal de sus integrantes; mezclados con los agites barriales, ricoteros y tribuneros que cargaban otros modos de vida. Y, sobre todo, saberes que se mostraron insuficientes tras el sacudón del “diciembre negro” que generó el acontecimiento Cromañón. Esa “derrota brutal” de la generación nacida, criada y curtida en democracia, que en su juventud se comió la resaca de la fiesta de la convertibilidad sin haberla disfrutado, y que -como un efecto colateral- promovió el primer ensayo del Colectivo JP desde la escritura de un nosotros dispuesto a la expansión.

A fines del año pasado, el Colectivo Juguetes Perdidos publicó ¿Quién lleva la gorra?, que vino a consolidar el trabajo hecho en Por atrevidos, su primer libro de intervenciones escritas. ¿Quién lleva la gorra? es un corpus textual, sensible y vital que viene construyendo el Colectivo JP en base a su presencia e investigaciones en los barrios que habitan como talleristas y trabajadores. La pregunta del título conlleva otras que la anteceden: ¿Qué pasa en los nuevos barrios? ¿Qué sucede por afuera de los consensos y de la retórica de la década ganada? ¿Existen rajes posibles del continuum trabajo-consumo-engorramiento? La vida anímica, material, vincular, precaria de los jóvenes, ¿puede mutar en una “adultez no agilada”?
El método que desarrollan, mejor dicho el anti-método, alude a surfear el desconcierto, la duda, la incertidumbre; a armar asociaciones y mantener solidaridades con los pibes y pibas; a activar la escucha, pensar con ellos y no sobre ellos. En sus palabras “salir y ver”, acercarse con espíritu spinozeano, sin identificar al otro como “una amenaza o un damnificado”, sino rastreando afinidades, puntos de encuentro inéditos. Y lo que ven en ese salto metodológico, es a vecinos que se cuidan el culito, a pibes silvestres opuestos al pibe politizado que auspicia el Estado, a cuerpos que cargan muertes fáciles, calles desérticas, interiores sobrecargados, vidas mulas, vidas locas, murmullos, estrategias, sensibilidades y capacidades ocultas para subvertir lo establecido.
¿Quién lleva la gorra? es un libro incómodo, que enfoca la demanda hacia nuestras subjetividades, que nos cuestiona y empuja a cuestionarnos, que nos advierte que la gorra tiene diferentes colores. Un libro que discute, que se puede discutir, que motoriza discusión. Un libro necesario.

Publicada en "Ni a Palos" (http://www.niapalos.org/?p=20042)

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